El verano, como tal, todavía no ha empezado, pero las altas temperaturas ya se hacen sentir. En esta última semana la primera gran ola de calor sorprendió a los tucumanos y la sensación térmica escaló hasta cerca de los 45 grados. Si para los humanos es difícil de soportar el calor, para los animales la situación es similar o incluso mucho peor. Y así como personas con factores de riesgo pueden sucumbir ante un golpe de calor, nuestros amigos de cuatro patas también, y con mucha más facilidad. Es, entonces, primordial cuidarlos de las altas temperaturas.
No se trata solo de evitar su exposición al sol. En los animales, la cuestión es mucho más amplia. “La sensación de calor que experimentan no depende sólo de la temperatura ambiente, sino de la denominada temperatura efectiva. Ésta, a su vez, resulta de la interacción de varios factores, especialmente la temperatura ambiente, la humedad relativa, la ventilación y la radiación solar”, señalaron autoridades del Colegio de Veterinarios de Buenos Aires. Además, entonces, hay que tomar medidas en casa para que tengan sombra, ventilación, agua y un ambiente fresco. La clave -afirmaron- es empezar a tomar acciones cuando la temperatura ambiente supera los 25 grados y la humedad alcanza el 50% durante periodos prolongados.
Nuestros amigos peludos no pueden hablar; los tutores humanos somos los responsables de lograr que estén cómodos durante las épocas estivales.
Perros
En diálogo con LG Play, el veterinario Facundo Gómez explicó que el golpe de calor en animales (fruto de la exposición a altas temperaturas) es una patología grave. “Es la elevación de la temperatura corporal por encima de los valores normales -comentó-; se considera como una emergencia la atención de un paciente con este cuadro”. Lo que sucede, es que en caso de no tratarse, el golpe de calor puede ser mortal, sobre todo en animales braquicefálicos (como bulldog inglés, bulldog francés, pequinés y pugs, entre otros). De hecho, sobran las noticias, todos los veranos, de perros que fallecen por esa situación. “Cuando llegan a la veterinaria, su situación suele ser sumamente grave, y es muy difícil sacarlos adelante. Y si lo logramos, quedan con secuelas porque ya los signos más graves son neurológicos; empiezan a tener convulsiones”, advirtió.
La clave es la prevención. “Como tienen tanto manto de pelo (los perros), no tienen la capacidad de transpirar como nosotros, ni tienen mecanismos que como humanos nos protegen de manera más eficiente del calor. Hay que brindarles siempre líquido -aconsejó-; Tucumán tiene una característica y es que siempre hay mucha humedad, y eso impide una buena ventilación. Ellos eliminan el calor a través del jadeo, entonces hay que brindarles, agua a disposición: y por ahí, más que un bebedero en la casa, se los puede rociar o bañarlos, dependiendo: no es lo mismo un animal que vive dentro de la casa, que otro que está afuera y en más contacto con el sol”.
Los paseos -precisó- no deben ser en horario pico, sino preferentemente de noche. En cuanto a los cortes de pelo, advirtió que sí sirven para aliviar el calor, pero sólo en algunas razas como caniches o schnauzer. “Tienen una capa de pelo. Pero hay otras razas, como los ovejeros alemanes y algunos golden, que suelen tener más de una, y eso los ayuda a que se refrigeren; es como un aislante térmico. En esas razas no se aconseja pelarlos”, dijo.
Gatos
Los perros son las mascotas más elegidas por los argentinos, y luego vienen los gatos. Y según varios estudios recientes, el interés por tener felinos en casa aumentó de forma sostenida en los últimos años. Y también hay que tener precauciones. “Los felinos tienen una característica, y es que ellos no son tan buenos tomando agua. No se hidratan tanto como un perro. Entonces, por ahí, lo que hay que hacer es buscarle la vuelta para estimular al gato para que consuma agua. Vienen ahora algunos tipos de bebederos para gatos, que les gusta tomar el agua en movimiento, o también se les puede dar de la canilla”, consideró Gómez.
Otra alternativa -resaltó- es la de comprar alimentos enlatados o “de esos que son húmedos -indicó-, porque tienen más cantidad de agua, y uno le puede agregar un poco más para que lo puedan ingerir... No son grandes tomadores de agua”.
Roedores
De un tiempo a esta parte también creció la tenencia de animales no convencionales. Eso lo sabe muy bien el veterinario, que es experto en especies exóticas. Los que le siguen al perro y al gato -dijo a LA GACETA- son los conejos y los cobayos.
“Tienen el manto peludo y poca capacidad para disipar el calor, algo que hacen a través de las orejas. En el caso de los conejos hay que tener cuidados de sombra; tener ventiladores o aire acondicionado. Lo que pueden hacer es poner toallas mojadas y arriba colocar una botella con hielo, para que si el conejo siente la necesidad se acueste ahí, o lama de la misma botella. Ante cualquier signo de calor, también se pueden humedecer las orejas -aconsejó-; en el cobayo es un poco similar (el cuidado). Suele estar más en un recinto, lo que nosotros llamamos cobayeras... Y también se les puede poner botellitas de agua con hielo alrededor para que la temperatura ambiental sea mejor”.
Cuáles son las manifestaciones en animales
Gómez explicó a LA GACETA que hay que prestar atención a los cambios en la mascota. “Cada propietario conoce a su perro. Si empieza a tener comportamiento errático, va de un lugar al otro, busca un lugar más frío, se pone bajo la cama, o lo notan raro y empieza a aumentar su frecuencia respiratoria o cardíaca, son síntomas de un golpe de calor. La frecuencia respiratoria es lo más fácil de notar, porque el animal empieza a jadear”, enumera. Según anuncia en su sitio web Purina -empresa especializada en mascotas- existen también otros síntomas más graves, como la presencia de temblores, la debilidad muscular y la falta de equilibrio, e incluso vómito y diarrea. En casos más graves el perro puede llegar a perder la conciencia, y sufrir daños mayores tales como hemorragias, insuficiencia renal o hepática, daño cerebral, e incluso fallo en varios órganos, se destaca. Ante cualquier signo que se detecte es imprescindible la consulta con un veterinario.